QUERIDA MAMÁ PRIMERIZA:
Yo te entiendo, entiendo tus hormonas en pleno puerperio, tu mal humor causado por tu cansancio, entiendo que te sientas mal por no sentir esa "felicidad plena" de la que todo el mundo habla cuando se es madre, entiendo que no hayas sentido todavía ese "el día más feliz de mi vida". Entiendo que quieras llegar a todo, aunque no puedas ni moverte, porque la sociedad nos ha dicho que debemos llegar a todo. Entiendo tus nudos en la garganta ante opiniones que no has pedido y ante el llanto de tu bebé que no sabes que hacer para calmarle y entiendo las ganas de cambiarte por él para que no sufra.
Tienes derecho a llorar tantas veces como quieras, no eres la mujer maravillas que puede con todo, tienes derecho a no querer que te visiten (y tienes que hacerlo saber a los demás), tienes derecho a sentir rechazo a que alguien coja a tu hijo, aunque sea la abuela o la tía, ninguna mamá loba dejaría que otra loba, aunque sea de su misma manada, a coger y arropar a su cachorro.
Puedes hundirte, puedes gritar, puedes querer tirar la toalla pero la mirada de ese pequeño te dará fuerza para poder seguir aunque tú creas que no.
Te miras al espejo y piensas "está no soy yo" y no, no eres tú, eres una versión mejorada de ti y lo sabrás en unos meses cuando empieces a descubrir cuanto amor tienes, cuantos abrazos infinitos eres capaz de dar, cuando un millón de besos te parecen pocos y cuando después de dar las buenas noches te quedas un ratito más para mirarlo.
Tú también eres una mamá recién nacida y tienes que aprender a vivir con tu nuevo yo.
Aunque no lo creas, lo estás haciendo bien.
Yo te entiendo, entiendo tus hormonas en pleno puerperio, tu mal humor causado por tu cansancio, entiendo que te sientas mal por no sentir esa "felicidad plena" de la que todo el mundo habla cuando se es madre, entiendo que no hayas sentido todavía ese "el día más feliz de mi vida". Entiendo que quieras llegar a todo, aunque no puedas ni moverte, porque la sociedad nos ha dicho que debemos llegar a todo. Entiendo tus nudos en la garganta ante opiniones que no has pedido y ante el llanto de tu bebé que no sabes que hacer para calmarle y entiendo las ganas de cambiarte por él para que no sufra.
Tienes derecho a llorar tantas veces como quieras, no eres la mujer maravillas que puede con todo, tienes derecho a no querer que te visiten (y tienes que hacerlo saber a los demás), tienes derecho a sentir rechazo a que alguien coja a tu hijo, aunque sea la abuela o la tía, ninguna mamá loba dejaría que otra loba, aunque sea de su misma manada, a coger y arropar a su cachorro.
Puedes hundirte, puedes gritar, puedes querer tirar la toalla pero la mirada de ese pequeño te dará fuerza para poder seguir aunque tú creas que no.
Te miras al espejo y piensas "está no soy yo" y no, no eres tú, eres una versión mejorada de ti y lo sabrás en unos meses cuando empieces a descubrir cuanto amor tienes, cuantos abrazos infinitos eres capaz de dar, cuando un millón de besos te parecen pocos y cuando después de dar las buenas noches te quedas un ratito más para mirarlo.
Tú también eres una mamá recién nacida y tienes que aprender a vivir con tu nuevo yo.
Aunque no lo creas, lo estás haciendo bien.
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