Suerte la mía por poder dar teta tanto tiempo (llevamos 22 meses de Lactancia y lo que nos queda).
Suerte la mía por no conformarme cuando a los 6 días de vida le tuve que dar a mi bebé su primer biberón porque tenía los pezones ensangrentados y doloridos.
Suerte la mía por buscar información y saber que tenía posibilidades.
Suerte la mía por confiar en mí y saber que yo podía lograr lo que tanto deseaba.
Por confiar en gente desconocida absolutamente y que al instante se volvieron tribu.
Suerte la mía por pedir ayuda.
Suerte la mía por preguntar cada una de mis dudas.
Por pedir ayuda tantas veces hasta dar con la que más me convenía y la acertada.
Suerte la mía por ir a donde tuviera que ir sin importar nada más que mis tetas, mi lactancia y mi bebé.
Suerte la mía por hacer kilómetros y gastar (mucho) dinero bien invertido.
Suerte la mía por llorar, caer, fracasar y volver a empezar.
Suerte la mía por aguantar mastitis y perla de leche en el mismo pecho a la misma vez.
Suerte la mía por sacrificar salidas, esa cervecita que me apetecía o rechazar aquel mojito que me invitaban.
Suerte la mía por sacrificar horas de sueño.
Suerte la mía por no creer que no podía comer ajo ni hacer caso de los miles de mitos tontos que hay en torno a la Lactancia materna.
Suerte la mía por no conformarme cuando a los 6 días de vida le tuve que dar a mi bebé su primer biberón porque tenía los pezones ensangrentados y doloridos.
Suerte la mía por buscar información y saber que tenía posibilidades.
Suerte la mía por confiar en mí y saber que yo podía lograr lo que tanto deseaba.
Por confiar en gente desconocida absolutamente y que al instante se volvieron tribu.
Suerte la mía por pedir ayuda.
Suerte la mía por preguntar cada una de mis dudas.
Por pedir ayuda tantas veces hasta dar con la que más me convenía y la acertada.
Suerte la mía por ir a donde tuviera que ir sin importar nada más que mis tetas, mi lactancia y mi bebé.
Suerte la mía por hacer kilómetros y gastar (mucho) dinero bien invertido.
Suerte la mía por llorar, caer, fracasar y volver a empezar.
Suerte la mía por aguantar mastitis y perla de leche en el mismo pecho a la misma vez.
Suerte la mía por sacrificar salidas, esa cervecita que me apetecía o rechazar aquel mojito que me invitaban.
Suerte la mía por sacrificar horas de sueño.
Suerte la mía por no creer que no podía comer ajo ni hacer caso de los miles de mitos tontos que hay en torno a la Lactancia materna.
Si todo esto es tener suerte... Si, soy una suertuda!!!
Suerte de madre empoderada e informada. Felicidades por tu empeño y por conseguir y luchar por lo que deseabas. Por aquí hemos vivido también una odisea y ya vamos por los 21 meses!
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