MamáFerrari: Jimena, la teta y yo. Final.

miércoles, 19 de agosto de 2020

Jimena, la teta y yo. Final.

Lunes Santo de 2018. Niña, mamá y papá nos fuimos a Dos Hermanas, siendo Lunes Santo encontramos en la reunión a pocas personas (4-5) entramos tímidos, no sabíamos lo que encontraríamos pero si sabíamos a lo que veníamos.

Nos sentamos en circulo y me recuerda a las terapias que se hacen en las películas sobre adicciones y cosas así. 
Allí había varias mujeres, algunos niños, algunos bebés, solo un hombre y mi marido. Yo sentía que el se veía desubicado hasta que empezaron a hablar. Habló una mamá dirigiéndose a mi directamente se presentó y me dijo que entre todas las demás ya se conocían, yo era una cara nueva por lo que intuían que venia por y para algo. Tragué saliva para no llorar y empecé a explicar. Cuando llevaba 5 segundos hablando vi en la cara de la mayoría miradas cómplices y de comprensión, sabia que estaba en el sitio indicado así que me sentí agusto y me permití llorar. Una de las chicas se acercó y me dijo que allí  me iban a ayudar, que si yo quería dar la teta lo iba a conseguir porque estaba en el sitio indicado. 
Estuvieron valorando una tema, viendo como la niña se arrimaba al pecho, viendo como yo la cogía, miraron la boca de la niña cuando lloraba y otra dijo "es evidente, esta niña tiene frenillo".
Yo no sabia de verdad de lo que hablaban, me explicaron que  pasaba, me explicaron cual podría ser la solución y me dieron pautas y contactos para empezar de nuevo a dar la teta. 
En aquella reunión no me sentí juzgada en ningún momento, siempre me trataron con cariño, comprensión y siempre con las palabras llenas de amor.

Mi hija en ese momento cumplía los 2 meses.

La principal solución que me dieron fue, cortar el frenillo. Me dieron el contacto de Chiqui de Cos, una matrona en Jerez experta en anquiloglosia lingual. La llamé y me dio cita para casi un mes después. Ella entendió que un mes era mucho tiempo y que mi hija ya era "grande" entonces por whatsapp me hizo un pequeño seguimiento, me dio pautas de como administrar el biberón y también de como ir retirando tomas de leche de formula y meter mas de leche materna.

Llegó el día, viajamos desde la sierra de Huelva (que es donde vivíamos en ese momento) hasta Jerez para la intervención. Pasamos a la consulta y allí estaba Chiqui, la mujer que me había hecho el ultimo mes mas llevadero y que había hecho que tuviera mas confianza en mi misma. Nos explico varias cosas, miro una toma, vio la boca de la niña, nos hizo participar en una valoración del frenillo siguiendo unas pautas. Después de explicarnos algunas cosas nos preguntó "como padres, ¿que queréis hacer?". Mi marido y yo teníamos claro a que habíamos ido y casi al unisono dijimos "cortar". Vino una enfermera, nos explico como sería el proceso de corte y lo que nosotros tendríamos que hacer en aquel momento. Estábamos en la misma consulta de la niña, yo no quería mirar pero la escuché llorar durante unos 30 segundos, quizás menos pero a mi se me hizo eterno. "ya, está". Mami, cógela y ponla al pecho". MADRE MIA! ya se notaba la diferencia. La niña se agarraba y se despegaba continuamente pero eso formaba parte de la normalidad del momento.

Desde aquel día todo empezó a ir mejor. Cuando ponía a la niña al pecho, estaba pendiente del reloj, cuanto mas estuviera en el pecho mas sensación me daba de que lo estaba haciendo bien. Desde entonces nunca mas volví a tener grietas en los pezones.

Comencé a retirar biberones de formula, llegó el momento que solo tomaba un biberón al día de leche materna. Antes de cumplir los 4 meses conseguí la LACTANCIA MATERNA EXCLUSIVA y ¡¡del envase original!!


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